Padecen trabajadores mexicanos por pobreza de tiempo

Pese a una reducción anual de 20 horas, los mexicanos aún destinan 26.6 por ciento más de tiempo al trabajo en comparación con el promedio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos.

“La reducción de jornada laboral es necesaria no sólo por una cuestión humana, sino por una cuestión económica”, dice Mario López Roldán, director del Centro de la OCDE en México para América Latina.

En el último año, las personas en México destinaron en promedio 2 mil 207 horas al trabajo, y con ello, se mantuvo a la cabeza como la economía de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) con más tiempo dedicado a las actividades laborales.

“Con 20 horas de reducción al año no vamos a acercarnos mucho a la media de la OCDE, que son 1,742 horas. En México hay cerca de 500 horas más, ¿por qué los trabajadores mexicanos deben trabajar 500 horas más al año? Hay que reducir, y no solamente hacerlo legalmente, sino en los hechos”, cuestiona Mario López Roldán.

A la par de la ligera disminución de horas de trabajo, la productividad laboral tuvo un crecimiento de 1.4 por ciento a tasa anual, según los datos de la OCDE. Sin embargo, México tenía siete años consecutivos con cifras negativas, de acuerdo con los registros de la organización.

“Nuestra capacidad productiva está estrechamente vinculada con la falta de tiempo para reponer energía para los trabajadores, y otros factores”, apunta López Roldán.

El tiempo que destinan los mexicanos al trabajo genera una situación que desde la OCDE han denominado “pobreza de tiempo”; es decir, las horas que tienen libres las personas para actividades de ocio, de recreación y de cuidado personal. “En México tenemos un desequilibrio muy grande entre el tiempo dedicado a la vida personal y al trabajo”, afirma. Los últimos datos disponibles de la organización indican que las personas en nuestro país disponen en promedio de 13.5 horas fuera del trabajo para el ocio y el cuidado personal, en ese tiempo se incluyen actividades como dormir y la alimentación (con información de El Economista).

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