Urgente aplicar perspectiva de género a salud y riesgos laborales

Históricamente, la medicina y la gestión de la seguridad y salud en el trabajo (SST) han estado diseñadas sobre un modelo de referencia masculino, lo que ha llevado a subestimar los riesgos laborales que afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres.

Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) destaca cómo esta visión androcéntrica no ha considerado ni las diferencias entre hombres y mujeres ni los aspectos de género.

El estudio, titulado Seguridad y Salud en el Trabajo con Perspectiva de Género: Desafíos y Avances en Iberoamérica, revela que la identificación de riesgos laborales y las estrategias de prevención han priorizado sectores tradicionalmente masculinizados, dejando de lado los desafíos que enfrentan las mujeres en el ámbito laboral. Además, los riesgos laborales en sectores altamente feminizados y poco reconocidos, como los relacionados con los cuidados y el trabajo doméstico, han permanecido invisibilizados.

Esta falta de reconocimiento se traduce en una menor inversión en medidas de protección adaptadas a las necesidades específicas de las trabajadoras, lo que incrementa su vulnerabilidad ante diversos riesgos. Un ejemplo claro es la falta de equipos de protección personal adaptados a la anatomía femenina, lo que incrementa su vulnerabilidad. ​

Según las estimaciones conjuntas de la OIT y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 86 por ciento de las muertes por cardiopatía isquémica causadas por largas jornadas laborales se producen entre hombres. En contraste, las mujeres enfrentan mayores niveles de ansiedad y depresión, muchas veces vinculados a la sobrecarga de trabajo en sectores altamente feminizados como la salud, la educación y el trabajo de cuidados.

Para asegurarnos de que haya entornos laborales seguros, es imprescindible una gestión que integre de manera transversal la perspectiva de género, garantizando que las diferencias entre mujeres y hombres sean adecuadamente reconocidas y abordadas.

Asimismo, la injusta división sexual del trabajo entre hombres y mujeres hace que el trabajo reproductivo y de cuidados recaiga mayoritariamente en las mujeres, mientras que el trabajo productivo sea desempeñado por los hombres. A esto se suma la sobrerrepresentación de mujeres en sectores menos productivos como la educación, la salud y el trabajo doméstico con mayores déficits de empleo decente, que expone a las trabajadoras de manera más pronunciada a los riesgos psicosociales y ergonómicos.

El informe propone una serie de recomendaciones clave para avanzar en la integración de la perspectiva de género en la SST en Iberoamérica, incluyendo la formación en igualdad de género para empleadores y trabajadores, la investigación con perspectiva de género, una mayor representación femenina en los comités de seguridad y salud laboral, la protección de la maternidad, el establecimiento de protocolos frente a casos de violencia y acoso, así como la implementación de medidas de prevención que consideren las diferencias biológicas y otras que faciliten la conciliación entre la vida laboral y personal, entre otros.

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