Deja Papa Francisco legado a favor del trabajo decente

“Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco”, fueron las palabras del cardenal Kevin Farrell, Camarlengo de la Santa Sede, que paralizaron al mundo entero.
La muerte del Papa Francisco nos hace reflexionar sobre su legado en el ámbito laboral, donde se mostró como un firme defensor del trabajo decente, un convencido del trabajo para la dignificación del ser humano.
En el 2021, en el marco de la 109 Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, el Papa Francisco refrendó su colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en acciones relevantes a favor del trabajo decente.
“El trabajo va más allá de lo que tradicionalmente se ha conocido como empleo formal, y el Programa de Trabajo Decente debe incluir todas las formas de trabajo. La falta de protección social de los trabajadores de la economía informal y de sus familias los vuelve particularmente vulnerables a los choques, ya que no pueden contar con la protección que ofrecen los seguros sociales o los regímenes de asistencia social orientados a la pobreza”.
“… Por lo tanto, es muy necesario garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal y preste especial atención a las necesidades particulares de las mujeres y de las niñas”, sentenció.
En su mensaje, el Jefe del Estado Vaticano urgió a incorporar la dimensión del cuidado como parte de las acciones que engloban al trabajo.
“Un trabajo que no cuida, que destruye la creación, que pone en peligro la supervivencia de las generaciones futuras, no es respetuoso con la dignidad de los trabajadores y no puede considerarse decente. Por el contrario, un trabajo que cuida, contribuye a la restauración de la plena dignidad humana, contribuirá a asegurar un futuro sostenible a las generaciones futuras”.
“Y en esta dimensión del cuidado entran, en primer lugar, los trabajadores. O sea, una pregunta que podemos hacernos en lo cotidiano: ¿cómo una empresa, imaginemos, cuida a sus trabajadores?”, cuestionó.
“NO SE DEJEN ENCERRAR EN UNA CAMISA DE FUERZA”
A los líderes sindicales, el Papa Francisco les pidió enfocarse en las situaciones concretas de las comunidades en las que participan, a enfrentar los desafíos trascendentales que enfrenta el movimiento sindical en el siglo 21.
“Los sindicatos son una expresión del perfil profético de la sociedad. Los sindicatos nacen y renacen cada vez que, como los profetas bíblicos, dan voz a los que no la tienen, denuncian a los que venderían al pobre por un par de chancletas, como dice el profeta (cf. Amós 2,6), desnudan a los poderosos que pisotean los derechos de los trabajadores más vulnerables, defienden la causa de los extranjeros, de los últimos y de los rechazados”.
“Claro, cuando un sindicato se corrompe, ya esto no lo puede hacer, y se transforma en un estatus de pseudo patrones, también distanciados del pueblo”, puntualizó.
“Los sindicatos deben vigilar los muros de la ciudad del trabajo, como un guardia que vigila y protege a los que están dentro de la ciudad del trabajo, pero que también vigila y protege a los que están fuera de los muros”.
“Su vocación es también proteger a los que todavía no tienen derechos, a los que están excluidos del trabajo y que también están excluidos de los derechos y de la democracia”, puntualizó.