Reducción de jornada laboral tendrá impacto positivo en las mujeres

En medio del debate global sobre la reducción de la jornada laboral, surge una perspectiva crucial que no puede ser ignorada: el impacto positivo que esta medida tendría en la vida de las mujeres. Si bien una jornada más corta beneficiaría a toda la población trabajadora, las mujeres —quienes históricamente han cargado con una doble jornada entre empleo formal y trabajo doméstico no remunerado— serían especialmente favorecidas.
Según datos de la ONU y la OIT, las mujeres dedican en promedio el doble de tiempo que los hombres a tareas del hogar y cuidados no remunerados. Esta carga invisibilizada afecta su salud mental, limita sus oportunidades profesionales y perpetúa desigualdades. Una jornada laboral reducida permitiría una mejor redistribución del tiempo y aliviaría parte de esa carga.
“Con más horas libres al día, muchas mujeres podrían dedicarse a sí mismas, a su desarrollo personal, o simplemente descansar, lo que impacta directamente en su bienestar emocional y físico”, explica la socióloga Mariana Rivas, especialista en estudios de género.
La posibilidad de equilibrar la vida laboral con la personal es uno de los mayores retos para las mujeres trabajadoras, especialmente aquellas que son madres o cuidan a familiares. La reducción de la jornada permitiría una conciliación más realista entre sus distintas responsabilidades, sin necesidad de renunciar a su carrera o salud.
Además, la implementación de jornadas laborales más cortas podría motivar una redistribución más equitativa del trabajo en el hogar. Si ambos miembros de una pareja tienen más tiempo libre, es más factible que compartan las tareas de forma justa, lo que contribuiría a una transformación cultural hacia la corresponsabilidad.
La reducción de la jornada laboral, si se implementa con enfoque de género, también puede impulsar la participación femenina en sectores donde tradicionalmente ha habido más barreras, como la tecnología o la ciencia, debido a la alta demanda de tiempo que exigen.
En México, la discusión sobre la disminución de la jornada laboral avanza gradualmente. El proyecto contempla una implementación escalonada en los próximos años, con la expectativa de que para el año 2030 se haya consolidado una jornada más corta de forma generalizada. Esta transición busca adaptarse a las condiciones económicas y laborales del país, sin dejar de lado el enfoque en el bienestar de las personas trabajadoras. Más allá de una medida económica o de productividad, la reducción de la jornada laboral representa una apuesta por el bienestar y la equidad de género. Para las mujeres, significa más que tiempo: es calidad de vida, salud mental, oportunidades y justicia social.